Hotel Rural Mas Fontanelles

Totalmente recomendable, tiene un encanto especial aparte de bonito, agradable y cómodo. El personal encantador y el desayuno riquísimo, todo hecho con mucho mimo y buen gusto. Bonita experiencia de fin de semana🥰. Sin duda volveremos pronto!!🤗

El hotel una maravilla durante la semana a pesar de que la piscina no estaba en funcionamento haciendo mucha calor. Però llegó el fin de semana y llegaron las familias de gritones y se acabó la tranquilidad. Hubiese estado bien que les hibiesen llamado la atención. Una lastima.

Hemos estado 3 días en familia en esta maravillosa casa, ha sido un placer y un gran descubrimiento, hemos disfrutado de la tranquilidad del jardín y la piscina, el olor a naturaleza, las cenas deliciosas, preparadas con esmero por Roberto, los alrededores que son preciosos. Volveremos pronto esta vez con ropa adecuada para hacer senderismo. Gracias Isabel y Roberto.

El hotel esta muy bien: las habitaciones son comodas, tiene una buena piscina, por la noche se puede disfrutar de una rica cena. Ademas esta al lado de una Pineda y Biar es un pueblo muy bonito. Los dueños son muy acogedores y dan buenos consejos para excursiones por la zona

Pasamos un fin de semana para desconectar en pareja en este espectacular mas. Dispone de un buen aparcamiento, se llega fácil, el silencio es increíble y dispone una decoración muy hogareña. Sin embargo, hay cuestiones que terminaron afeando un poco la estancia. El trato por parte del personal fue correcto, pero excesivamente frío o poco empático. No había servicio de comedor a no ser que se reservara con un día de antelación y la oferta era igualmente inesperada; un menú a 17 euros que no indicaba de qué se componía y no incluía bebidas. Asimismo, si bien el mas disponía de muchos servicios y estancias atractivas, las mismas no estaban disponibles. En el jardín no se encendían las luces de noche, los asientos de terraza no tenían los cojines puestos, la chimenea no se encendió ningún día a pesar de estar a -2 grados en la zona y la primera noche se apagó sola la calefacción de la habitación (uestión esta última que una vez notificado se arregló con prontitud). En otro orden de cosas, no se nos pidió el certificado COVID. Ciertamente habíamos pocas personas hospedados, pero siendo que todos desayunábamos en la misma sala, esto debería haber sido de carácter obligatorio. Nuestra estancia incluía desayunos. Quiero resaltar aquí que si bien no había un abanico amplio donde elegir, sí que disponían de leche vegetal (algo que los intolerantes a la lactosa valoramos muy positivamente) y el bizcocho estaba espectacular.